jueves, 27 de noviembre de 2008

50 razones para tener sexo


Vamos a hacer un pequeño homenaje a Cómo conocí a vuestra madre y a ver si entre todos conseguimos hallar 50 razones para tener sexo en un momento dado. Todo vale si tiene un mínimo de sentido. Vamos allá:



1. Por necesidad.

2. Por amor.

3. Por pasar un buen rato.

4. Porque hoy me he depilado y alguien debe ser testigo.

5. Porque llevo lencería nueva y alguien debe ser testigo.

6. Porque es mi primera vez y ya me tarda.

7. Porque me he encontrado 50 eurillos en un bolsillo.

8. Por qué no?

9. Para abrir el apetito.

10. Porque estoy borracha y tengo la líbido por las nubes.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Las chicas Pokrifki


Y luego están ellas, las chicas Pokrifki, un pequeño colectivo de mujeres que ofrece sexo esperando algo a cambio. Creo que todos conocemos alguien que haya comentado alguna vez:


- Que cabrón, me acosté con él y no me ha vuelto a llamar.


Pero, ¿cabrón por qué? ¿es que habíais pactado que si os acostabais después él te llamaría? pues entonces, ¿qué esperabas?. Lo que no se puede pretender es acostarte con alguien una noche y esperar que vaya a la fábrica a sacarte en brazos delante de todas tus amigas... Si te acuestas con él que sea porque te apetece y punto, no para intentar conseguir una cita con él.


Asi que a todas las Paulas Pokrifkis del mundo, os deseo suerte, la vais a necesitar...

martes, 18 de noviembre de 2008

La teoría del número de teléfono


Cuando te acuestas con alguien una noche, existe una especie de ritual a la mañana siguiente o en el momento de la despedida. Una especie de juego en el que la chica gana si consigue mostrar un absoluto desinterés por el otro o por cualquier tipo de contacto posterior. De forma que si insinúas que no te importaría volver a verle, o hablas aunque solo sea de lo que tienes que hacer el miércoles siguiente, estás vendida.


Y de aquí viene la teoría del número de teléfono, también conocida como el espejismo de la victoria masculina, y que consiste básicamente en que si le pides a un chico su número, mail, facebook, tuenti, msn,... activarás en él la alarma anti-cazadoras, de forma que tienes el rechazo asegurado. Te dirá que mejor dejarlo en sólo esa noche, te dará un número falso,...


¿Por qué? muy simple, porque sentirá que quieres cazarlo, acosarlo y aquí, los que cazan son los machos. Ahora bien, si te pide tu número y no se lo das, entonces hará cualquier cosa por volverte a ver porque no soportan la sensación de no llevarse en trofeo aunque sea para colocarlo en la vitrina, de hecho, si le das el número es posible que te llame o no, pero si no lo haces volverá a por ti.


Ilustremos mi teoría con el ejemplo de una amiga a la que llamaremos Fantine (si,si, ya sé que estáis pensando que soy yo, pero no). Fantine es una chica con mucha personalidad, inteligente, independiente y fuerte cuyo punto débil es su actitud hacia los hombres. Durante una buena temporada, cada vez que Fantine se acostaba con un chico, pensaba que era especial y que le gustaría volver a verlo, de modo que recibió un montón de negativas, evasivas y números y mails falsos, de modo que comenzó a desmitificar los encuentros sexuales y a cambio comenzó a recibir los corrspondientes cambios de actitud en ellos: tengo que volver a verte, el otro día me dejaste loco,...


Que nadie se engañe, esta actitud es absolutamente efímera, pero al menos bloquea en ellos la sensación de me la he tirado y ahora voy a pasar de ella y que se joda, que a mí no me atrapa nadie (nadie quiere atraparte).
Como es normal, muy pocos hombres admiten reaccionar así, pero la realidad está ahí fuera.



jueves, 13 de noviembre de 2008

Las Reglas del Juego


En esta primera entrada, plantearemos la base del blog y el tema, abierto a debate, de las reglas sociales o roles.


A priori, somos pocos los que reconocemos estar condicionados por un rol, o comportamiento social adecuado a nuestro colectivo o clan, determinado éste por nuestro sexo, cultura, edad, religión,...


Si embargo todos nos movemos bajo estas premisas en mayor o menor medida. Vamos a analizarlos desde la perspectiva de la eterna dialéctica hombres-mujeres o el juego de la seducción, tomemos como ejemplo una noche cualquiera de viernes a las 4:00 am, Marius y Cosette se cruzan una fugaz mirada:


-¿quién dará el primer paso?

-¿quién invita a quién a una copa?

-¿quién determinará si sucede algo o no?


Está claro ¿no? existen unas reglas de juego o roles bajo los que nos sentimos protegidos. Ahora bien, es que acaso estas reglas son malas, o nos facilitan el acercamiento?


Yo personalmente, toda la vida he pensado que si fuera hombre, jamás habría besado a una mujer, porque el simple hecho de tener que llevar la iniciativa, de enfrentarse al fracaso e incluso a la humillación, me habría mantenido fuera de la pecera con seguridad.